¿Polandia?

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Esta es la cara que se me quedó la primera vez que escuché el nuevo nombre que algunos de mis estudiantes le dieron en español a Polonia. No tenía el placer de haber paseado por las calles de su capital, Cracovia. Sin embargo, como no me gusta tener deudas, aquí está la entrada para mis estudiantes sobre mi viaje a Polonia el pasado mes de julio de 2016.

dsc_0497No puedo describir con palabras lo mucho que me gustó Cracovia, lo impactante -y recomendable- que me resultó la visita a Auschwitz (no incluyo fotos por respeto a la memoria de tantas personas), lo peculiar que es estar bajo tierra en la Mina de sal de Wieliczka y lo gratificante que fue descubrir una gastronomía que me alegró las papilas gustativas (¡adoro los pierogi!).

Sin duda alguna, disfruto con mi faceta de ciudadana de un lugar llamado mundo: descubrir nuevos rincones, colores, olores, costumbres… Fotografiar momentos con y sin cámara, escribir sin papel o pantalla, configurar poco a poco el diario de mi vida en mi software mental.

¿Que si me ha gustado mi viaje a Polonia? No puedo más que decir que podría mudarme a Cracovia y pasar una temporada allí: sus gentes, sus calles, su clima, su gastronomía, su esencia… No me sentí extranjera, fue una sensación parecida a la que experimenté en Liubliana: ¡anhelo regresar a tus calles empedradas!

 

Polonia fue un viaje para el reencuentro con Europa, con mi otro yo.